Llegará el día
en que todo parecerá renuncia
y habrás perdido la afirmación
Entonces, estaré en retirada
de la muerte viva
Lejos, de los entierros
Lejos añorando
tu cuerpo ahora viejo
Atormentado, por las inclemencias
y la inutilidad de su tiempo
Pálida muerte caminando
Pálido Amor vencido
en la indecisión En la cobardía de:
los truculentos mitos de los normales
La estúpida postergación de los inmortales
La imbécil existencia de acaparadores
Tristísima vida para maleantes, y
de sus encierros:
traficantes
De ese día
será dueño el aburrimiento
Tus arrugas una sorpresa
y las preguntas: señalarán a un necio
Bailarás solitario
con la compaña de tus huesos
En cambio yo: bailaré
Bailaré, como ahora estoy, alejado de ti,
un extenso decenio ¡Zapateando
con todo el pie!
Talón y punta de los dedos
A pulso de cueca, tap y flamenco: ¡Tu tumba!
La hermosa tumba
del recordado cuerpo
¡Encima del desgastado esqueleto!
De los pedazos de carne...
grasa añeja y pellejo
De tus vestigios de sangre enferma
Haciendo trizas
Pulverizando tu presencia
Intuiste, el sol y no dejaste
cegar la mirada Eras dueño
de ojos gigantes y sólo
contemplaste, la evidencia
que en la mesa estaba servida,
manteniendo la nariz achatada
contra los escaparates
Adiós, niño
Hijo del buen comienzo
(si existe nueva chance
realiza las reservas
por tus propios medios)
Llegará el día.
¡Sí! Y ese será
el del encuentro
Y lloraré, por el instante perdido
Minúsculo, como la más pequeña cima
de tu cuerpo inmenso
Lloraré por este presente de vida magra
y seca
(la belleza marcha irremediable
hacia la fealdad del hórrido mundo
Al más agónico de los fallecimientos)
Éras
el estallido de la represa
El desbocado animal
Pisando con talante,
la tierra, donde,
ahora, te plantan
La montaña cansada
La piedra de la vertiente
Y,
con ello,
me basta
Esas imágenes,
en mis sueños,
me alcanzan
Y
la lenta… lenta.
muerte. me atrapa
+
QEPD
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